Profunda, con mucha carga sentimental, aunque con algunas deficiencias en la trama. Así es Marsella, la historia de dos madres que pelean por una misma causa, su hija. Una es madre biológica, la otra es de acogida, pero ambas sienten lo mismo hacia la pequeña Claire. Esta situación nada fácil queda reflejada a la perfección.
Tanto Goya Toledo como María León hacen un gran trabajo en este film de Belén Macías, pero tengo que destacar la grandísima actuación de la segunda, que contra todo pronóstico parece haber nacido para hacer los dramas más duros. Sólo con su mirada puede trasmitir el mayor de los sufrimientos, y eso en esta película era necesario. María León consigue transmitir a través de la pantalla dolor, coraje y rabia, y su interpretación es probablemente lo mejor de esta película.
Aunque sus dos madres ficticias casi lleguen a eclipsarla, Noa Fontanals, la actriz que interpreta a Claire, la niña, hace un papel muy importante en la película, y lo desarrolla con una naturalidad sorprendente.
A pesar de que la trama central se desarrolla de forma correcta, hay elementos que no encajan mucho con la historia, como es el transporte del paquete, que, aunque necesario, podría haberse enfocado de otra manera, sobre todo a la hora de su resolución. Sin embargo, los elementos de acompañamiento de la trama principal son bastante buenos, como es el hecho de incluir a los personajes interpretados por Álex Monner y Eduard Fernández, que aportan el aire fresco y la simpatía que le hace falta a la película para contrastar con el drama que envuelve toda la historia, además de transmitir una naturalidad necesaria cuando en la gran pantalla se abordan este tipo de historias.