Avisaba que el humor vendría a base de tópicos y que, lejos de tener una gran trama, iba a centrar su objetivo en hacer reír y entretener a base de guión, efectos especiales y detalles futuristas. Es lo que prometió y Cuerpo de élite lo ha cumplido.
De nada sirve criticar que desde Ocho apellidos vascos hay un aluvión de cintas que pretenden igualar su éxito tirando de tópicos, porque es algo que es de sobra conocido y que además, en la gran mayoría de ocasiones, parte con dicho objetivo sin engañar a nadie, por lo tanto, una vez comprendido esto, podemos disponernos a disfrutar sin necesidad de analizar cuál es el tópico más recurrente o el más ofensivo. La de Joaquín Mazón es una película que entretiene y hace reír, y no necesita más porque no pretendía otra cosa. El reparto coral de la película, con un elenco cómico de excepción, unido a un guión que cumple su cometido, hacen que Cuerpo de élite sea un entretenimiento ligero para todos los públicos que, lejos de ser imprescindible, «entra» sin problemas en cualquier momento.
Esta película a base de tópicos va un poco más allá de lo ya demasiado recurrente como son el tópico vasco, el catalán y el andaluz. Cuerpo de élite nos muestra, además de lo ya mencionado, a un madrileño, una manchega, un gallego y hasta a un legionario ecuatoriano que afirma ser de Cuenca. Esta comedia de aventuras pierde un poco de fuelle en lo que a acción se refiere, aunque esto no afecta demasiado a su ritmo, ya que las distintas situaciones que vemos en la trama principal están compensadas con un buen guión y múltiples gags fáciles para mantener el hilo de comedia.
Puestos a tirar de tópicos, Cuerpo de élite toca por encima el machismo, la religión y hasta la política a través de los personajes interpretados por Carlos Areces y Joaquín Reyes, que son parte de un reparto de personajes secundarios que sobresalen, a veces, incluso más que los principales.