Siempre me ha hecho gracia Dani Rovira con sus propios guiones y su naturalidad, y cuando se estrenó 8 apellidos vascos pensé que en una ficción sin guión propio podría perder algo de eso, sin embargo, me equivoqué. Con 8 apellidos vascos me reí muchísimo, y sabiendo que iba a protagonizar una nueva comedia, no dudé en ir a verla en cuanto pude. En este caso me equivoqué al ir con unas grandes expectativas.
A Dani Rovira se le nota una evolución como actor y lo hace realmente bien, pero Ahora o nunca, son sus escasos momentos cómicos, es el más claro ejemplo de lo importante que es un guión, y más aún cuando se trata de una comedia. Borja Cobeaga y Diego San José hicieron tan espléndido trabajo en 8 apellidos vascos, que es inevitable la comparación. Ahora o nunca no tiene un buen guión, y tiene actores cómicos a los que desaprovecha en gran medida.
La película de María Ripoll pretendía ser una comedia llena de gags, pero los momentos de risas se reducen a las cuatro cosas que muestra el tráiler. Busca crear tópicos con los personajes secundarios, pero el tópico, cuando no se lleva al límite, no hace gracia, y provoca que parezca que se recurre a lo fácil para hacer reír.
A pesar de no conseguir lo que se propone, Ahora o nunca tampoco es una película aburrida. No se hace larga, pero decepciona mucho a todo aquel que vaya buscando una comedia para reír a carcajadas.