cine español

Musarañas

Musarañas

Las espectativas que generaba esta película, con grandes actores y el aval de Álex de la Iglesia (productor de la película) hace que la decepción ante el resultado final se incentive.

La ejecución de la película no es buena, está mal estructurada en cuanto a la resolución de los datos de la trama, y las escenas que pretenden causar terror en el espectador en realidad lo que hacen es causar risa, pero a pesar de todo, no me arrepiento de haber visto esta película sólo por poder ver la inmensa actuación de Macarena Gómez. Macarena se come la pantalla, la película es toda suya, pasa por encima de todos los elementos, no hay nada en este largo comparable a la fantástica actuación de esta actriz.

La historia de un trastorno

El film de Juanfer Andrés y Esteban Roel cuenta la historia de Montse, una mujer con un trastorno obsesivo debido a un trauma personal, que se ha pasado la vida encerrada en casa cuidando de su hermana pequeña tras la muerte de su madre y el abandono de su padre. Ambientada en la España franquista (contextualización a la que podían haber sacado más jugo), Musarañas pretende explotar el transtorno de su protagonista, papel interpretado por Macarena Gómez, usando un transfondo religioso bastante interesante, pero que le dura únicamente los primeros 10 minutos. El film se propone causar terror en el espectador, algo que no consigue, ya que algunos diálogos inoportunos y situaciones incoherentes provocan la risa floja en el espectador, ambiente que acaba por completo con la pretensión de este thriller.

En contraposición a la magnífica interpretación de Macarena Gómez, Hugo Silva interpreta un papel que no se entiende, algo que no sé si es culpa del personaje o de la interpretación, lo que está claro es que si anteriormente se han visto otras películas de este actor, se puede ver con claridad lo forzado de la situación.

Es una pena la mala ejecución de esta película, ya que tiene una trama interesante y unos grandes actores, pero no consigue lo que se propone.

2

Open Windows

Open windows

Original, arriesgada, pero quizás demasiado mediocre para lo que esperaba de Nacho Vigalondo.

En Grand Piano, Elijah Wood sigue las instrucciones de un hombre desconocido que le habla por un teléfono móvil, en Open Windows sigue la misma dinámica, pero esta vez le hablan a través de un ordenador. Siendo ambas producciones hispano-norteamericanas y contando con el mismo actor protagonista, es inevitable ver la evidencia de su parecido.

Open Windows cuenta con un argumento muy llamativo y necesario en los tiempos que corren, donde Internet puede hacer tanto daño a la intimidad de las personas. La sinopsis y el trailer presentan un film diferente e intrigante, pero que en su puesta en escena deja mucho que desear.

La gran mayoría de la película la podemos seguir a través de una pantalla de ordenador con varias ventanas abiertas, algo original y llamativo, al igual que su argumento. La peor parte llega en los momentos de acción de la película. Personajes sobreactuados, situaciones exageradas sin necesidad y persecuciones cutres que no aportan nada a la película.

Desde luego, se nota el toque personal de Nacho Vigalondo en lo estrambótico del final, pero teniendo como referencia a Los Cronocrímenes con su simpleza y su originalidad, Open Windows se queda en un film demasiado mediocre.

Calificación 1

Viral

viral

Mala, muy mala. Se nota demasiado el bajo presupuesto dedicado a la película (quizá para invertirlo en buenos actores secundarios).

Pretende ser una película de suspense y terror y no lo consigue. Tanto la trama como los efectos visuales son casi «cómicos». Te pasas toda la película pensando que los efectos están hechos mal a propósito dentro de la trama y resulta que no, que son los que el director ha decidido que aparezcan. No produce terror alguno y no hay sobresaltos, a pesar de que en alguna ocasión parece que lo intenta.

Al leer el argumento de esta película me llamó mucho la atención. La película de Lucas Figueroa se centra en un concurso de lo más extraño: un chico de 25 años tendrá que vivir una semana encerrado en el edificio FNAC de la plaza de Callao siendo las redes sociales su único contacto con el exterior. A priori, el argumento es original y llamativo, pero a la hora de la puesta en marcha te vas dando cuenta de que el argumento cojea por todas partes, además de abusar de los emplazamientos publicitarios.

En Viral, da la sensación de que la historia se cuenta muy precipitadamente y muchas cosas carecen de lógica, sin embargo, en la película se incluyen secuencias demasiado largas que no cuentan nada.

La película tiene un buen reparto, aunque en cuanto a los personajes, aquí reside lo peor de la película: el personaje andaluz interpretado por Miguel Ángel Muñoz. Que el personaje sea andaluz o no, no aporta absolutamente nada a la trama, por lo que habrá que preguntarle al director el por qué de un personaje andaluz. Por otra parte, en caso de que el director hubiese creído necesario que ese personaje fuese andaluz, hay muchísimos buenos actores andaluces para hacerlo, sin la necesidad de poner a un madrileño a forzar un acento que no es el suyo.

Calificación 1

321 días en Michigan

321 Este film malagueño de Enrique García ha recibido el premio del público en el pasado Festival de Málaga y el de mejor actor ex-aequo a Salva Reina y Héctor Medina, y ahora se estrena en los cines para los amantes del drama carcelario. 321 días en Michigan cuenta la historia de Antonio, un joven y brillante empresario condenado a 321 días de prisión por delitos financieros, que ocultará su encarcelamiento a su entorno diciendo que va a hacer un máster en Michigan. Lo mejor de este drama carcelario son los personajes secundarios. El actor protagonista no acaba de convencer de su personaje, pero los malagueños Salva Reina y Héctor Medina hacen unos papeles dignos de reconocimiento. Quizá este es el motivo por el que se nota tanto el contraste entre los personajes secundarios y el protagonista. En cuanto a la historia, se trata de lo que ya hemos visto varias veces en este tipo de películas, la supervivencia en la cárcel al ser una persona adinerada, mezclada con un toque de romance. No es una película que brille por su originalidad argumental, pero está bien contada y se hace cercana (puede ser porque está rodada en Alhaurín de la Torre). Calificación 3    

La isla mínima

isla

Tan oscura, tan desconcertante… quizás demasiado brillante como para poder entenderla en su totalidad.

Si entras a la sala de cine para ver La isla mínima con el objetivo de pasarlo bien y disfrutar, sin duda lo vas a conseguir, pero no pretendas comprender todo lo que pasa en la película, quizás ese punto desconcertante es lo que la hace especial. Artística y técnicamente, la película de Alberto Rogríguez es maravillosa. Escenarios, fotografía y planos preciosos. Ambientación muy buena y unos personajes fantásticos. Raúl Arévalo está bien, pero Javier Gutiérrez está espléndido (dudo que alguien le quite el Goya a mejor actor protagonista este año). Por otro lado, entre los secundarios, los malagueños Antonio de la Torre y Salva Reina también están magníficos.

Mucha gente ha encontrado similitudes entre esta película y la serie True Detective, y en cierto modo es verdad, pero sin duda, al acabar esta película las similitudes yo las he encontrado con Memento. Al igual que en el film de Christopher Nolan, en La isla mínima el director resuelve, pero da pie a que el espectador saque sus propias conclusiones.

Un final tan tremendo y un desarrollo tan oscuro y profundo hacen de esta película una obra de arte. No estamos acostumbrados a ver películas tan redondas y perfectas en el cine español, y da gusto disfrutar de esta película sabiendo que es una producción patria y que aquí sí se pueden hacer buenas películas. Desde luego, Alberto Rodríguez ha encontrado la clave.

Esa sensación de no saber si has entendido la película o si, por el contrario, la has entendido pero no hay más, es desconcertante. Una vez asimilado el final, la mente sigue dándole vueltas, eso es algo que muy pocas películas consiguen.

Calificación 5

Vivir es fácil con los ojos cerrados

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Si días atrás os hablé de 10.000 km y El Niño, preseleccionadas para optar a representar a España en los Oscar, hoy os hablo de la seleccionada definitivamente, Vivir es fácil con los ojos cerrados, un largo de David Trueba basado en la historia real de un profesor de inglés que viaja a Almería con el objetivo de conocer a John Lennon.

La película de Trueba, la cual se llevó el Goya a mejor película en la edición pasada de los mencionados premios, no se caracteriza por su originalidad ni por un elaborado argumento, se limita a ser una pieza en la que priman la ambientación de otra época, los diálogos y los personajes. Javier Cámara y Natalia de Molina, ambos premiados como mejor actor y mejor actriz en los Goya, hacen un trabajo excelente con los personajes que les han tocado interpretar.

Vivir es fácil con los ojos cerrados refleja la España de los 60, los problemas de juventud y la cada vez mayor similitud con los tiempos presentes, además de la lucha por un país y una sociedad más justa y democrática, el ansia de decidir por uno mismo, con John Lennon como símbolo de la libertad. Y también algo muy importante, enseña a perseguir los sueños hasta el final, cueste lo que cueste. Es una película bonita, con un buen guión y buenos diálogos, pero se queda ahí, no es nada que no se haya visto antes.

Yo hubiese mandado a los Oscar a cualquiera de las otras dos, especialmente a 10.000 km, pero sin duda, Vivir es fácil con los ojos cerrados es, de las tres, la más «española».

Calificación 3

10.000 km

10.000 km

Ganadora de la biznaga de plata a mejor película en el Festival de Málaga y preseleccionada como película española para mandar a los Oscar (al final eligieron a Vivir es fácil con los ojos cerrados), ya pintaba bien desde un principio, pero nunca esperé que tanto. Normalmente no coincido con la gente que da los premios, siempre me gustan más las otras nominadas o incluso las que no nominan, pero en este caso, 10.000 km se merecía la biznaga de plata del Festival de Málaga con mucha ventaja.

La película de Carlos Marqués-Marcet cuenta la historia de una pareja que tiene que separarse geográficamente por motivos laborales. Natalia Tena y David Verdaguer son los protagonistas y únicos personajes de este film, pero no hace falta más. Muchas películas de tan sólo dos personajes (Ayer no termina nunca, de Isabel Coixet) pueden resultar pesadas a medida que va avanzando la trama, pero 10.000 km es diferente, te envuelve de tal forma que no te suelta hasta el final.

Marqués-Marcet nos muestra a una pareja que lleva 7 años junta, y de forma exquisita refleja la cotidianidad de una relación, las necesidades de cada uno y el duro trance de echarse de menos. La química entre los dos actores es desbordante, es tan fácil creer lo que están interpretando que cuesta no verse reflejado en muchas de las escenas.

Espacios pequeños y dos únicos escenarios, Barcelona y Los Ángeles. Gran parte de la película transcurre a través de una pantalla de ordenador, pero eso es algo que sólo acentúa lo verdaderamente importante, la relación de los personajes y su evolución.

El director sin duda ha conseguido su objetivo, que el espectador sienta con los personajes. El humor cotidiano que no busca hacer reír pero lo consigue, las miradas, sonrisas y silencios a través de una pantalla de ordenador que transmiten más que cualquier palabra, en definitiva, una película con pocos elementos de espectacularización, hecha enteramente para sentir.

¿Puede sobrevivir una pareja a la distancia?, la eterna pregunta.

Calificación 5